
River también tuvo su muestra de carácter: Barco brilló e hizo delirar al Monumental en el triunfo ante Sporting Cristal
(Fuente: Clarin Foto: Luis Robayo/AFP)
El Millonario consiguió su primera victoria en la Copa Libertadores y se recuperó de la caída en la altura de La Paz. Le echaron a Enzo Díaz en el cierre del primer tiempo, pero lo ganó con autoridad.
En otra noche maravillosa de Copa Libertadores, River sacó adelante un partido chivo y, jugando con unos menos durante todo el segundo tiempo, le ganó 4-2 a Sporting Cristal de Perú. Brilló Esequiel Barco, con un doblete que hizo delirar al repleto estadio Monumental y le devolvió la confianza al equipo después del tropiezo en la altura de La Paz ante The Strongest.
Es intensa la Libertadores, se sabe. Y difícil. Una falta evitable de Enzo Díaz provocó el gol del brasileño Ignacio a los 5 minutos. No sería una noche sencilla para los de Núñez. La marca en zona fue pobre: el defensor del conjunto peruano entró desde atrás y cabeceó con total soledad.
Y fue River, chocando más que jugando. Se insiste: estuvo acelerado, enloquecido. Tan solo debía jugar porque los goles llegarían por decantación. Pero entró en un estado de alteración innecesario. Empató rápido luego de un enorme centro de Enzo Díaz y un buen cabezazo de De la Cruz. Ni así se tranquiliz
No hubo grandes conexiones entre los volantes, más allá de que casi siempre la tuvo River. Se protestó más de lo que se jugó. Acumuló situaciones el local, con Barco y con Beltrán como abanderados. Justamente, el volante logró el 2-1 con un remate ajustado al palo. Iban 36 minutos.
Pero ni con la ventaja brilló River. Y volvió a quedar mal parado para que la ausencia de Aliendro otra vez se haga lamento. Le empataron de contra al equipo de Demichelis. Y peor aún porque quedó con un hombre menos por la expulsión de Enzo Díaz por una falta a Corozo, que luego ejecutó bárbaro el tiro libre para clavarla en un ángulo. Fue una jugada sencilla la del Cristal, que contó con un mal retroceso de De la Cruz y con un tardío cierre de Enzo Díaz. Un volante tuvo tiempo para pensar y un delantero espacio para picar. Fue el pase; fue una daga.
En el complemento, Demichelis hizo todo bien: realizó los cambios necesarios en los momentos indicados. De movida, mandó a Solari y a Aliendro por Rondón y De la Cruz para armar un 3-5-1, con Solari y Barco por bandas. Y luego, apenas logró la ventaja tras otro gol de Barco, puso a Herrera por Nacho Fernández.
Jugó más cómodo, más sereno y mejor River en la segunda parte. No estuvo acelerado. Enzo Pérez se comió la cancha y regaló una asistencia de crack para el 4-2 final de Solari. Y para la fiesta monumental.