El ocaso definitivo de Ángel García: denuncias penales, negocios familiares ,una estructura sindical al borde del colapso y la obra social OSPSIP en crisis

El histórico dirigente de la seguridad privada, Ángel García, enfrenta el final más oscuro de su carrera. Denuncias por falsificación de documentos, agresiones, ventas de patrimonio, maniobras políticas fallidas y un sindicato en guerra interna marcan la caída sin retorno de un gremio que alguna vez fue símbolo de poder y hoy es sinónimo de descomposición.

Escándalos judiciales y falsificación de certificados

La seguidilla de denuncias contra el sindicato USPRA , que conduce Ángel García, no se detiene. En las últimas semanas, una médica denunció el uso indebido y falsificación de su sello profesional tras descubrir certificados emitidos a su nombre desde la delegación de Quilmes, bajo la órbita de Dante Centanni, histórico referente de zona sur.

Las sospechas también alcanzan a Julio Zwierczyk, de la delegación de Avellaneda, y  Zwierczyk tambien estaria involucrado en una violenta agresión en banda frente a la sede de OSPSIP, cuando afiliados se manifestaban por la falta de prestaciones médicas.
El expediente se tramita en la Fiscalía de la Ciudad de Buenos Aires, con acusaciones de agresión, robo y amenazas.

 

OSPSIP: abandono, falta de cobertura y denuncias por corrupción

La situación de OSPSIP, la obra social que depende del gremio, es terminal. Miles de afiliados denuncian falta de entrega de medicamentos oncológicos, ausencia de cobertura médica y abandono total.
A pesar de haber sido dos veces notificada de una posible intervención, la medida fue frenada por presiones políticas y vínculos con sectores de La Libertad Avanza, que siguen garantizando impunidad a la conducción.

Venta del patrimonio y maniobras familiares

En paralelo, se conoció la venta de propiedades, vehículos e inmuebles pertenecientes al sindicato, lo que encendió las alarmas internas.
Fuentes cercanas aseguran que García intenta dejar a su hijo como sucesor, en un intento de perpetuar un negocio familiar en una organización devastada.

Para justificar la maniobra, convocó a una asamblea para Diciembre, con el fin de aprobar la venta del patrimonio, pero las agrupaciones opositoras ya denunciaron irregularidades.
El dirigente habría modificado el estatuto para permitir la participación de jubilados y gente ajena a  la organización en una abierta violación a disposiciones judiciales previas.
El expediente, presentado ante el Ministerio de Trabajo, permanece paralizado bajo la órbita del ministro Julio Cordero, sin resolución de la Cámara Laboral.

Escándalo por los “preventivos de crisis”

A esto se suma otra causa que compromete seriamente a García: los procedimientos preventivos de crisis.
Distintas organizaciones gremiales presentaron denuncias ante el Ministerio de Trabajo señalando que más de 80 empresas de seguridad privada habrían sido beneficiadas con acuerdos fraudulentos, alegando crisis inexistentes para reducir salarios y suspender personal.
Según fuentes sindicales, se trata del modus operandi histórico de García, quien habría garantizado impunidad y beneficios empresariales a cambio de sostener su poder político, con complicidades judiciales y gubernamentales de distintos signos.

 

El papelón electoral con Fernando Grey

El último intento de García por reinventarse políticamente terminó en un nuevo papelón.
El dirigente buscó sumarse a la lista de Fernando Grey, intendente de Esteban Echeverría, como candidato a diputado nacional, pero la lista no alcanzó ni el mínimo de votos para colocar un solo representante.
Ni siquiera su propia estructura sindical lo acompañó: los afiliados le dieron la espalda, y el fracaso electoral evidenció el aislamiento total del veterano dirigente, que solo buscaba foros para conservar visibilidad.

Rebelión interna: los delegados históricos contra la conducción

A la crisis judicial y política se suma un nuevo frente interno.
Según trascendió, existe profundo malestar entre los delegados regionales históricos de UPSRA, quienes cuestionan la incertidumbre y la falta de dirección dentro del sindicato.
Algunos regionales denunciaron que las delegaciones están prácticamente abandonadas, y que en muchos casos “solo se usan para tomar mate, beber alcohol o recibir mujeres”, lo que refleja el nivel de descomposición institucional.

Frente a esto, desde la nueva comisión directiva reelecta —alineada a García— propusieron cerrar todas las delegaciones por considerarlas un gasto innecesario y acusaron a los delegados de “no trabajar”.
La medida generó una reacción furiosa entre los regionales que sí mantienen actividad gremial, quienes advirtieron que no se puede castigar a todos con la misma vara.
El conflicto abrió una nueva interna feroz entre los viejos cuadros del sindicato y los sectores emergentes vinculados a la nocturnidad y los servicios eventuales, profundizando el caos dentro de una organización al borde del colapso.

 El fin de una era¡¡¡¡

La caída de Ángel García parece irreversible.
Entre denuncias penales, escándalos administrativos e internas violentas

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